domingo, 24 de enero de 2010

A Magdalena...




A Magdalena, nunca más, estas ventanas de su casa la volverán a reflejar. Si les parece verla en ellas, alguna vez, será solo una ilusión o algún tiempo retenido que se niega a continuar. Sus ojos, cual ventanas, se cansaron de observar y reflejar, paisajes y personas se los llevo en el corazón.
Hacia algún tiempo, que se negó a hablar de cosas, que no tenían importancia. Solo nos regalaba palabras, las frases las rehuía. “¿Están bien?” nos repetía, varias veces en los encuentros, como queriendo subrayar el bien del verdadero Ser. Después, solo agradecía con un “gracias papito” o “gracias mamita” intentando besar sus manos a quien le prestaba un servicio.
A mi querida suegra, Magdalena González Olavarría, con sus apellidos de Huesca y Vizcaya, la vi por ultima vez, ayer, estaba al otro lado del marco de ventana, en paz, amortajada, antes de volver a la tierra.
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2 comentarios:

Carmelo Camacho dijo...

Tu la seguiras viendo. Es posible. Siempre. Ese es el fundamento de los vivos. De los que quedamos aqui, a veces, malparados por la ausencia. Animo¡ Un abrazo. Salud.

Joaquin C. dijo...

Nuevamente, gracias. Y estas en lo cierto. La ausencia, nos los hace más presentes. Saludos. Salud.