En este cumpleaños

En este cumpleaños ya casi olvidado de Jesús, les deseo a todos, una Navidad en paz y tranquilidad, lejos de mundanal ajetreo. Que se regalen a si mismo lo que más les guste disfrutar. Yo me recordaré de ustedes.

A mi, esta fiesta y las de fin de año, me produce una mezcla de sentimientos -incluso contradictorios- alegres y tristes a la vez. Es como si una muestra de los diferentes momentos vividos y de aquellos que hubiésemos querido vivir, se hiciesen presentes en nuestra memoria.

Recuerdos de antiguas fiestas, desde la niñez hasta hoy, afloran en el corazón. Tal vez, momento ya de sanar de nuestros dolores por el tiempo perdido.

Salud a todos.

Lo gotico

Lo gotico en la arquitectura, pienso, es una de las cosas que más me atraen. Muchas veces, pasé por delante de la iglesia de Santa Maria del Pino y permanecia cerrada. Tal vez por la hora en que caminaba por ahí, por el barrio Gotico. Me conformaba con ver su gran rosetón cara a la plaza del Pino, pero en la plaza veia, más bien, un gran naranjo. Una tarde la encontré abierta y no perdí la ocasión de visistarla, tambien de disfrutar de sus vitrales.

Cuando busco en los recuerdos, de mi memoria, las vidrieras de alguna iglesia, siempre me aparecen un marco mas o menos de corte gotico y una mezcla de colores transparentes sin estar enmarcados en una figura en especial. Como si fuese una gran pintura expresionista en que los colores bailan entre ellos dejando sus huellas, como si la foto saliera movida, como cuando se mira con el rabillo del ojo, no se ven figuras.. Asi, estas pinturas expresionista de hoy, me llevan de regreso a los vitrales del gotico. Las imagenes de aquellas vidrieras reflejan los intereses del mundo de ayer y las telas del expresionismo actual, el sufrimiento del mundo de hoy, como si sus imagenes deformadas desbordada por los colores, emitieran un grito distorsionado. Tal vez el Grito de Edvard Munch.

En monasterio de Pedralbes

En monasterio de Pedralbes tome estas fotografias de vidrieras, en la iglesia. Fue un domingo de octubre en la mañana. Temprano, me preparé un par de bocadillos, unas barras de pan untado en queso mantecoso, con rodajas de salame, tomate y unas hojas de lechuga. Envueltas las guarde en mi pequeña mochila junto a un jugo de caja y a mi camara digital. El autobus correspondiente me dejo enfrente del monasterio.

Llegue de los primeros visitantes cerca de las 9:30. Tiene la ventaja de poder recorrer a tus anchas y sin inhibiciones, de poder observar obsesivamente algo que te interese. Recorri su museo y cuanto lugar me era permitido entrar. Ví diseños de azulejos muy originales, y sus vidrieras son muy hermosas. El jardín es muy agradable de ver desde el piso superior del monasterio. Disfrute mucho ese paseo.

No se cuantas veces di vueltas por el lugar, pero me daba la impresión que los guardas me comenzaron a vigilar, cada vez que los sorprendía observandome, comenzaba a hacer fotografias. En ese momento, en que me sentia culpable de estar allí mucho tiempo, decidí sentarme en el jardin interior del monasterio, a morder mis bocadillos con toda tranquilidad y a momentos observar los peces rojos de la pileta central, sombreada por altos cedros en ese medio dia caluroso. Estube en ese lugar, toda la mañana y a desgana, después de haber saciado mi apetito, regresé a mi piso cerca de las dos de la tarde.

Iglesia Santa María del Mar

La iglesia Santa María del Mar fué el lugar que más visité, cuando quedé solo en Barcelona. No es que antes no hubiese estado allí, fuí con Saide y tambien otras veces con mi hijo Joaquín, al que tambien le gusto mucho permanecer algo de tiempo allí.. Solo que cuando estaba solo, no me media en el tiempo que permanacia ahí dentro. Ademas, que está en medio del barrio del Borne colindante con el barrio Gotico donde uno se pierde caminando por sus calles angostas. Despues de tanto caminar, era un buen lugar para descansar, silenciar las imagenes y sentir pasar el tiempo. Asunto que dentro de Santa Maria del Mar, me agradaba mucho, tanto, que si mi familia lo hubiera visto, pensarian que estaba mal de la cabeza. Y algo lo estaba, ya que llegaba ahí sin darme cuenta, mientras caminaba por el barrio antiguo.

Años antes, me atraia mucho La Sagrada Familia, del arquitecto Gaudí, pero no sabia de Santa María del mar, y la enorme cantidad de turistas que la visitaban no permitia un descanso en ella.
Claro, que tal vez ahora, que fué consagrada por Benedicto XVI, pueda algún area sustraerse a las visitas, habría que verlo.

Si algún dia, regreso por Barcelona, seguro que donde primero iré, despues de ver a mis amigos, es a esta iglesia del gotico catalán. Cuando salí de Barcelona, en el aeropuerto del Prat, me compre el libro "La catedral del mar" asi, prolonge hasta el final de su lectura la sensación de estar en ella en la distancia. Ahora, cuando cierro los ojos, despues de ver las fotografias que me traje de su interior y de sus vidrieras, me transporto hasta ése lugar.

Las vidrieras

Las vidrieras de la Cripta, pudimos verlas otra vez, algunos años despues. Pero todo habia cambiado. Ahora, era como la atracción de un circo y ademas de pagar entrada, una lista de prohibiciones, entre ellas hacer fotografias. El tiempo de visitarla, controlado. Por lo que decidimos quedarnos a oir misa ese domingo en la Cripta. El parroco, ya no era el mismo al parecer pues se alteraba si hacias ademan de hacer una foto, en el interior. El anterior, nos animaba a hacerlo, orgulloso de la arquitectura.

Recordabamos, lo agradable de descansar alli, del sol de junio, en la penumbra, solo con la luz que penetraba a travez de las vidrieras. Invitaba a la oración, la belleza manifestada en la materia.

Una tercera vez, regresé acompañado por mi hijo. Lamentablemente, le contaba como habia sido la primera vez, sobre el silencio, la tranquilidad, el caminar pausado y reflexivo. Que rapido ha cambiado todo. Aún asi, vale la pena visitarla.

En Santa Coloma

En Santa Coloma de Cervelló, pueblito en las afueras de Barcelona, están estas ventanas que son de la Cripta Guell. Fue parte de un proyecto de la Colonia Guell. La primera vez que la visitamos nos agradó mucho, fue por el año 1998 y aún no se hacían las supuestas mejoras que hoy posee. En esa oportunidad, llegamos por tren a Santa Coloma y consultando a vecinos dimos con la Cripta. Solo estaba allí el párroco haciendo el aseo. Había habido misa. Entramos despacio y nos atrajeron estas ventanas y muchas cosas más que allí habían. El sacerdote, nos invitó a subir a una especie de taller trasero, donde nos explico asuntos de la arquitectura de Gaudi, también nos dijo que esa obra resumía todos los principios de la arquitectura de este autor.

No se como el tiempo pasó dentro de la Cripta, pero fueron dos horas a lo menos. Después recorrimos lo que corresponde a la Colonia Guell. Entramos a una bar por unos bocadillos y unas cervezas, era ya más de la 3 de la tarde y no habíamos almorzado. Antes de regresar, a la estación, pasamos una ultima vez por la iglesia de la Cripta a repasar lo que habíamos visto en la mañana.

Fórum

Forum Universal de las Culturas, se llama esta arquitectura en que encontramos estos vitrales. Llegamos allí un par de veces en metro y la ultima, caminando por avenida Diagonal. En este lugar y ya bajo el edificio se encuentra este tragaluz que según nos situemos es la imagen que nos entrega. Allí paramos a observar las veces que fuimos, sorprendidos por este inmenso caleidoscopio de cristal.

Mirando arriba

Mirando arriba, dentro de la Fundación Tapies, podemos observar una colección de ventanas ordenadas en cajitas, supongo que en cada una habrá una historia de sobrevivencia. En frente de este edificio, hay una bombonería donde encontraremos unas trufas, de chuparse los dedos. Y otros modelos más.

Desde dentro

Desde dentro del MACBA, algunas ventanas al exterior. Comenzando por un graffiti de Antoni Tapies. Las otras, subiendo de planta hasta el cielo. En otra oportunidad y con motivo de la celebración del 11 de septiembre en Cataluña, este museo tiene sus puestas abiertas y es un verdadero paseo.

Esos pequeños muñecos

Esos pequeños muñecos, llamaron mi atención despues de salir del museo. Los encontré detrás de su cajita ventana, en la libreria del MACBA. Me hicieron pensar en los efectos de la radiación, en los muñecos. Pudieran haber sido los muñecos que despues elaboraron los niños de Chernobil. Quien sabe. Sentia en ellos ese aire de inocencia, dentro de su cajita transparente. Otro dia, regrese con la intención de quedarme con alguno, estaba cerrado.

"Erase una vez Chernobil"

Por el Rabal, una tarde de sabado, salí a caminar. Recorriendo las angostas callejuelas de ese barrio antiguo, en el que se encuentran tantas cosas que atraen la atención, di por casualidad con el Centro de Cultura Contemporanea de Barcelona (CCCB) en carrer Montalegre 5. Entrando a su plaza interior, me encuentro con estos grandes ventanales del Centro.

Esa tarde, pude ver allí la exposición llamada "Erase una vez Chernobil". Fotografias, chistes, dibujos, planos de centrales nucleares y videos ilustraba el tema, ese tema llamado "desastre nuclear". Casi todo, era testimonio de sus propios habitantes que tubieron que abandonar el lugar y muchos ya tambien este otro lugar. Sali de ahí con el peso de esa realidad, que el tiempo tiende a olvidar y a veces otro desastre nos hará recordar.

Al salir, liberé mi tensión interior del desastre, disfrutando de estos grandes ventanales y sus reflejos.