sábado, 13 de febrero de 2010

Casa Huerto.















Casa huerto, cobijará a las personas del futuro "Parque nacional patagonia". Aún no se ve reflejado el huerto y ya caen, cual otoño, las antiguas ventanas. Para las recientes, en el acto de reflejar paisajes antiguos, les digo en coplas de Jorge Manrique.





Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando,

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.



Pues si vemos lo presente

cómo en un punto se es ido

y acabado,

si juzgamos sabiamente,

daremos lo no venido

por pasado.

No se engañe nadie, no,

pensando que ha de durar

lo que espera,

más que duró lo que vio

porque todo ha de pasar

por tal manera.


Coplas por la muerte de su padre, Jorge Manrique.




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Casa de visita.



Casa de visita en la estancia y alguna de sus ventanas, que algo dejan ver de las alturas, en esta patagonia. El contraste con las anteriores vividas en esta comarca, me hacen recordar un pasaje de el libro "El principito" que copio aquí, emulando también, a un amigo lejano.




El principito. Capítulo XVIII


“El principito atravesó el desierto en el que sólo encontró una flor de tres pétalos, una flor de nada.

-¡Buenos días! -dijo el principito.

-¡Buenos días! -dijo la flor.

-¿Dónde están los hombres? -preguntó cortésmente el principito.

La flor, un día, había visto pasar una caravana.

-¿Los hombres? No existen más que seis o siete, me parece. Los he visto hace ya años y nunca se sabe dónde encontrarlos. El viento los pasea. Les faltan las raíces. Esto les molesta.

-Adiós -dijo el principito.

-Adiós -dijo la flor”



Antoine de Saint Exupery

domingo, 7 de febrero de 2010

El interior
















El interior, que apenas se visualiza a través de la ventana, mezclado con el paisaje que refleja, sus detalles de construción e intervención de los moradores, a mi parecer, es lo que más me atrae de las ventanas que me atrapan. Me imagino, a veces, como discurrira la vida de sus moradores. Me imagino a mi mismo, en otra vida ajena, a otro lado de la ventana. Claro, hay unas vidas que me atraen más que otras y todas igualmente misteriosas.


De tanto imaginar, hechos de la vida, en algunas de estas ventanas, no logro con el tiempo saber si son mis recuerdos, hechos imaginados o los de otros. Tambien, cuando escucho o leo recuerdos de otros, me pasa que de tanto recordarlos pienso que son mios, los siento como si fuese yo el protagonista, de esos recuerdos ajenos, aún sabiendolo.


Ahora, algúna vez Carmelo escribió, quizás, que para desprenderse de fragmentos de texto los subia al blog. Pues esto estoy haciendo con las ventanas. Las dejo aquí y las borro de mi ordenador. De ese modo ya no las veré más "en mi pantalla extra plana como lonchas de jamón ibérico". Verdaderamente Sr Palomino, no hay nada como el disfrute de palpar las ventanas en papel fotografico, además de la imagen, el tacto.