A mediodia, los reflejos de lo exterior no dejan ver el interior.
Lo más cotidiano, adquiere una belleza intima que sorprende.
Es la misma realidad, pero un no se que silencioso cautiva.
El reflejo que ha copiado en tu mirada la claridad de la luz.
Se quedan en los cristales grabados, todos los recuerdos de antiguas luces.
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