Mirando al interior cuando afuera es ya atardecer, ya no quedan luces para reflejar.
Se ve, se siente la calidez del interior. Aúnque afuera este el frio y la soledad.
Ahora podemos ver la luz del quehacer hacia adendro.
Que solo es posible cuando llega la oscuridad.
Es la hora de la humanidad, de alimentarnos, de compartir vivencias, de estar juntos. Nuestro verdadero ser, el existir mismo, es Él.
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