martes, 15 de octubre de 2013

Ventana al sur.








Unas ventanas al sur nos muestran la realidad cada mañana, al despertar en el parque. Descorridas las cortinas, el asombro no hay como esquivarlo, es algo que me atrapa después de asomarme a la inmensidad del paisaje. 
Las decoramos, las ventanas, con flores del prado como si fuesen un altar con el fin de apaciguar la visión. El Misterio.
Nos arrastra a salir de lo interior a caminar hacia el horizonte. 
En el caminar en esa dirección el paisaje se funde al interior de uno mismo, los colores ya no son los mismos, que uno mismo vio en otros, aquí parece que están más cerca del origen, de la idea original. Los miro y no me agotan, al revés me seducen. Un no se que, me comunican y pido más.  La locura, ya se hace presa de mi, me descalzo instintivamente pues los arboles, los colores, los prados todo arde. 
En mi memoria, solo recuerdo bajo esa luz implacable, una zarza ardiendo.

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