Casino, o salón comedor, ¿o mas bien, pequeña bodega?, allí donde los trabajadores de la Estancia se reúnen, algunos momentos del día, a recuperar fuerzas, con calóricos platos que abrigan y alimentan esos cuerpos cansados. Si, también con ese pan amasado por Mónica, que todos apetecen, especialmente los voluntarios extranjeros del norte.
Las ventanas, en silencio observan la actividad, mientras reflejan el majestuoso paisaje cotidiano, también a ellas le llegara su momento, como a toda materia, caduca, dejando libre el reflejo.
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