Hablan demás los que nunca tuvieron Madre tan blanca,
y nunca la verde Gea fue así de angélica y blanca
ni así de sustentadora y misteriosa y callada.
¡Qué Madre dulce te dieron,
Patagonia, la lejana!
Sólo sabida del Padre Polo Sur,
que te declara, que te hizo,
y que te mirade eterna y mansa mirada.
Gabriela Mistral
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