lunes, 9 de mayo de 2011

De la vida













De la vida, en Rabanal del Camino, siguen hablando sus ventanas. En lo que traslucen y en lo que reflejan. En mi espíritu, he pasado frente a ellas y no ha permanecido el rastro. Quizás me haya distraido.

Lejos de allí, en una gran extensión de cultivo, he puesto atención a los avellanos, a sus frutos. Es un día de niebla, frío. Huelo la tierra húmeda y a hojas que se queman a lo lejos, en algún montón. Los avellanos van en silencio quedando vacíos. La cosecha ya termina. Ahora, a tostar avellanas en las frias mañanas de Linares, tambien a salarlas y a garrapiñarlas.